Tal y como comenta la protagonista de esta historia: «No me convertí en la Fantástica Chica Invisible de golpe y porrazo. El proceso duró nueve meses, justo el tiempo que tardó el mono en llegar a mi vida. Lo que no me imaginaba es que el nacimiento de mi hermano, además de a él y a mi madre, también me iba a doler a mí. No me gusta ser la Fantástica Chica Invisible. ¡Lo detesto! ¡Quiero volver a ser una discreta y normalita chica visible!».