La constante y vertiginosa evolución de algunas formas de delincuencia, en especial cuando a la gravedad unen los componentes de la organización y la transnacionalidad, nos ha introducido en un mundo novedoso, diferente y mucho más complejo de lo imaginado hace pocos años. En este reciente y dinámico contexto se ha desarrollado, como pieza clave, un nuevo escenario dentro de una ?sociedad de riesgos? marcado por una crisis de la Administración de Justicia, más acuciada en el ámbito penal, siendo uno de los factores de esta situación la ineficacia de los medios o técnicas tradicionales de investigación criminal. En este sentido, a día de hoy todavía no se ha logrado alcanzar la fórmula ideal, respetuosa con derechos y garantías procesales constitucionalizadas, que logre poner coto a los avances de la criminalidad posmoderna sin tener que utilizar métodos de búsqueda de pruebas e informaciones que lesionen a los derechos fundamentales de las personas investigadas. Ante este panorama presentado surge nuestro interés en estudiar el tema de la actuación de la figura denominada ?agente encubierto? o ?agente infiltrado?.